viernes, 12 de noviembre de 2010

Más sobre el "Ruta 66"

No soy el único que celebra los 25 años del "Ruta 66". En este documentado e interesante artículo, Diego Manrique, desde una perspectiva crítica desgrana elogios sobre este medio.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Placeres/Ruta/66/elpepucul/20101108elpepicul_3/Tes

martes, 2 de noviembre de 2010

Get your kicks on Route 66! - ¡Felicidades Ruta 66!

Empezaré con una confesión: Yo era más del Rock de Lux. Tras la debacle de los últimos meses del infumable ROCK ESPEZIAL (que tuvo, eso sí, un honorable comienzo), algunos de los redactores que estaban en él lo reflotaron como Rock de Lux (que sigue en la lucha) y los más "guerrilleros" Ignacio Julià y Jaime Gonzalo, se embarcaron el la aventura del "Ruta 66". La verdad es que no recuerdo si la cronología es exactamente esta, pero el caso es que a mediados de los 80 la prensa musical española estaba algo convulsa y aunque hubo cierto riesgo de cataclismo, ahí están, como supervivientes, el Rock de Lux, y la revista que hoy me hace escribir estas líneas: RUTA 66.



De riguroso blanco y negro, más negro que blanco, Ruta 66 fue una revista que desde el principio mantuvo una clarísima línea editorial, contra muchos vientos y muchas mareas y eso la hacía particularmente admirable, aunque a mí particularmente a veces se me hacía indigesta. Defensores del rock and roll más genuino, o a veces también del más bastardo, pero siempre con una clara estética definida por un cierto underground aunque... no, no es eso. Hay que releer sus páginas para saber exactamente de qué se trata. ¿Rock de guitarras? Pues no, pues Suicide también entran en su estética. ¿Underground? ¿Y que hace el country and western? En fin hay que volver a sus páginas para impregnarse del espíritu "Ruta 66". Y si no, una propuesta rápida y económica: en este mes de noviembre ha aparecido el número 276 en edición especial 25 aniversario que recupera lo mejor de todos estos años. Casi 150 páginas en un viaje estupendo por el mejor rock de estos años.



Fui fiel seguidor (y comprador) de la misma durante algo más de 10 años. A mediados de los 90 me empecé a plantear reducir el número de revistas musicales que adquiría y aunque con cierto dolor, sacrifiqué el "Ruta".



He seguido sabiendo de su trayectoria, de sus dificultades, de su (casi) traumático cambio al color, muy denostado por sus seguidores más acérrimos. Y hoy, constato con emoción que sigue en pie y, hojeando las páginas que recuerdan estos 25 años, veo que con fuerza.



El consejo es simple: si alguna vez os ha interesado eso del rock and roll, corred al kiosco y compraos el "Ruta" de este mes: ¡No cuesta ni 1.000 pelas!

martes, 12 de octubre de 2010

Un toque de teatro clásico español


Fin de semana largo y de corte "hispánico": para la celebración de la fiesta de las Españas, mi amiga Alba Bohigas (abohigas.blogspot.com) decidió venir a pasar unos días a la Villa y Corte y pensé que nada mejor que obsequiar su bienvenida con una pieza de teatro clásico español: "El Alcalde de Zalamea" de Pedro Calderón de la Barca.


Creo que la decisión fue de lo más adecuado. Como de costumbre, la Compañía Nacional de Teatro Clásico nos ofreció un espectáculo grato, respetuoso con la obra y al tiempo disfrutable en el siglo XXI. Los personajes quedaban perfectamente dibujados (mérito del autor y la adaptación) y nos llegaban, junto al verso, de manera clara y diáfana (mérito de la dirección y los actores). He leído alguna crítica a la escenografía que a mi parecer, en su austeridad resaltaba las virtudes de la representación.


Especialmente destacables son los monólogos, tanto el del personaje de Isabel, la hija de Pedro Crespo, como el del propio Pedro Crespo, interpretado por un excelente Joaquín Notario.


Si tuviera que buscarle un "pero", sería el de los personajes de Don Mendo y Nuño, un tanto supérfluos en la representación. Sin embargo habrá quien piense que son un acierto al aligerar la intensa carga dramática de la misma.


Salimos Alba y un servidor muy satisfechos. Llenos de Siglo de Oro y con ganas de pasear por el centro del Madrid de la época.

domingo, 26 de septiembre de 2010

"A saco!!!": Orton revisitado y refrescado

Con Joe Orton suele sucederme siempre lo mismo: cada vez que leo una de sus obras, tanto si es alguna de sus pequeñas novelas, como si se trata de una de esas divertidas obras de teatro que le dieron una fama breve e intensa, acabo pensando que lo mejor de él fue su propia vida. No hace falta más que leer sus diarios, o la biografía que, basada en los mismos, escribió John Lahr ("Prick up your ears"), para caer en la cuenta de por qué aún hoy, más de 40 años después de su muerte, Joe Orton sigue siendo el niño terrible de las letras británicas de los "swinging sixties". O mejor aún, si alguien quiere saber todo esto en hora y media no es necesario que lea tanto: que se acerque a "Prick up your ears" ("Ábrete de orejas" en español), la estupenda película de Stephen Frears (otro niño terrible a su manera) y entenderá por qué me resulta más interesante la vida de este hombre que las obras que le dieron a conocer.



El caso que nos ocupa, es un caso policial y teatral. Su nombre original era "Loot!" (¡Botín!) y fue la obra teatral que propició el despegue de Orton hacia los cielos de la fama. Esta es la segunda vez que la veía y aunque ya disfruté de una versión en catalán hace cosa de una docena de años ("El Botí") ésta versión se beneficia de unas cuantas características que la hacen refrescante. Y empezamos por el título "A saco!!!", más coloquial, pero fácilmente entendible y que nos da una pista sobre lo que vamos a ver. No se trata de una mera traducción de la obra de Orton sino que estamos ante una adaptación tanto espacial, como temporal pero respetando siempre el espíritu trangresor del original. No estamos en la Inglaterra que se debatía entre la mojigatería y la modernidad en los años 60, sino en el Madrid post-boom inmobiliario y eternamente pre-olímpico del 2010. El cadáver de la señora de la clase media inglesa es aquí el de una republicana, una comunista roja de Móstoles. Y aunque se pudiera pensar que con esas licencias se está traicionando el original, en mi opinión es esta actualización la que hace que la obra mantenga todo el espíritu y frecura del original, la que hace que nosotros, como público, entendamos mejor lo que fue "Loot!" en el Londres de los 60.




El texto, por tanto, aunque a veces peque de exceso de vulgaridad, como la del niño que dice "pipí, caca y culo", es en general muy acertado. Siempre me han irritado vulgarismos gramaticales como el laísmo, pero aquí, deliberado o no, se presta a darle sabor local. Y si no... ¿qué hay más madrileño que este fragmento?:




- Señor Peláez ¿me permite abrir la puerta?


- Por supuesto que sí, señora Paty: la permito.




Los diálogos y el movimiento de actores en escena son ágiles y contribuyen a realzar el texto. En cuanto a la actuación en sí, no se si es que los actores tuvieron una mala tarde, pero la encontré un poco torpe, con objetos que se caían a destiempo, algún movimiento un tanto desaliñado... vamos, que no me llevaron con ellos al mundo que Orton nos había puesto sobre a la escena, y siempre me recordaron que yo estaba en el patio de butacas viendo un representación teatral.




En conjunto, un divertimento recomendable para pasar un sábado por la tarde entre risas y para poner un poco de buen humor no exento de crítica a este otoño. Id a ver "A saco!!!". Y después os empapáis de la vida y milagros de San Joe Orton de los Escándalos.




jueves, 16 de septiembre de 2010

Calamaro...on the rock!



15.9.2010. Hacía tiempo que no iba a un buen concierto de rock, y recién regresado de Argentina como estaba, me pareció que esta presentación de Andrés Calamaro podría ser de lo más adecuado para electrizar mi pequeña alma rockera y revitalizarla.




Y no me equivoqué. Calamaro tiene un repertorio amplio y multitud de registros. Lo había visto hace casi veinte años, en unas fiestas de la Mercè cuando se dió a conocer en España con Los Rodríguez, combo hispano-argentino muy popular en su momento y que lanzó a la fama en nuestro país al hasta entonces desconocido Calamaro. Tras veinte años, pero con la seguridad de ir a ver a un músico solvente me acerqué a "La Riviera" a disfrutar de la última encarnación del artista.




Y ya, desde el título de su último disco y la gira, "On the rock", se presagiaba que la cosa iba de eso, de "It's only rock'n'roll but I like it". Teclista como es él, apareció con su guitarra (una Telecaster rockera) al centro de la escena y tras abrir con uno de los temas de su último disco, "Los divinos", sonaron potentes los acordes de un "Jumpin' Jack Flash" que hicieron saltar a un público totalmente entregado desde el principio. Y de este tema tan rollingstoniano, paso al calamárico "El salmón" y aquí no había pasado nada. Era como si su banda se hubiera presentado al concierto como unos nuevos Stones y Calamaro fuera la reencarnación de Keith Richards.




Ya estaban delimitadas las coordenadas del concierto. Un concierto de rock con todas las de la ley, con una banda estupendamente engrasada y con guiños y citas de riffs rockeros, reggaeros... y no tanto: sonaron acordes de "Smoke on the water", se cantaron fragmentos de "No woman no cry" en incluso se adornó "Paloma" con notas del barroquísimo "Canon" de Pachelbel. Todo en clave de rock, saltos sudor, humo... una catarsis rockera, ni más ni menos.




En algún momento, nuestro cantante no estuvo de lo más afinado, sus medio falsetes patinaban... pero ¿quien pone peros a un par de detalles en la vorágine del rock? Nos lo pasamos bien y es lo que importa.




Una fiesta grande, un público entregado y un puñado de excelentes canciones, que en eso, en lo de compositor, a Calamaro no hay quien le tosa. ¿Alguien da más?

viernes, 23 de abril de 2010

Diada de Sant Jordi en Barcelona






Roses i llibres. Llibres i roses.
Rosas y libros. Libros y rosas.

Naturaleza, belleza, cultura. O como escuché a alguien: amor y conciencia.

Lo de hoy, lo de cada Sant Jordi en Cataluña es como un día utópico. Un paseo primaveral entre puestos de libros y rosas. La gente caminando amablemente, rostros afables, sonrisas... vendedores atentos... Las tiensas de moda a medio llenar mientras las librerías estaban abarrotadas de gente que parecía disfrutar mientras elegía su libro, o el que pensaba regalar.

"Fahrenheit 451" dado la vuelta.

Ojalá todos los días fueran Sant Jordi. Y que la gente después del paseo oliera las rosas y leyera los libros.
Tendríamos más amor.
Tendríamos mejor conciencia.

viernes, 2 de abril de 2010

Viernes Santo











El Viernes Santo es uno de los días claves de la liturgia cristiana coincidente también con la Pascua judía y sin duda con muchos ritos paganos de celebración del equinoccio de primavera. No en vano su carácter de festividad móvil y relacionada con las fases lunares le da ese sentido pagano que todos celebramos en estos días de escapada vacacional.


Sin embargo, y como de alguna manera he querido apuntar en otras notas, la escapada puede ser más intimista y, sin embargo no carecer de cierto caracter lúdico.


Como otros años, he tenido ocasión de participar en el espectáculo de origen sacro de La Passió de Olesa de Montserrat. En esta villa al pie de la montaña santa que alberga el famoso monasterio benedictino con el nombre del macizo, se celebra todos los años una representación dramatizada de la vida y, sobre todo de los últimos días de Jesucristo. Para ello se sigue, con bastante fidelidad los Evangelios, en particular aqullos denominados sinópticos, como son los de San Marcos, San Mateo y San Lucas.

Pero ante todo La Passió de Olesa de Montserrat es un espectáculo popular. Por encima de un texto, que además de recrear un catalán culto pero inteligible, la representación es creación de un pueblo que la vive. Invito al visitante a dejarse llevar por esta obra disfrutando de la misma como espectador, y si tras dos o tres visitas lo desea, intentar el privilegio de colaborar en su representación como pueblo. La experiencia es única y difícilmente olvidable. Un espectáculo en el que la representación, junto con la música, decorados, movimiento de actores y la convivencia con la gente de Olesa, acaba haciendo que todos nos enamoremos de esta villa a los pies de Montserrat.









Pero el asistir a La Passió no agota las posibilidades del Viernes Santo en Olesa. Después de la representación matutina de este acto sacro, nada mejor que una buena comida para reponer fuerzas, un rato de tertulia amable y estamos listos para acercarnos a la parroquia y ver uno de los Misteris de Semana Santa, el de la Virgen de los Dolores. Los Misteris Son representaciones plásticas de personajes o escenas diversas de la Pasión de Jesucristo, pero que a diferencia de las procesiones que mayoritariamente recorren las poblaciones de nuestra geografía ibérica, tienen un caracter estático. Los Misteris ocupan los zaguanes de algunas casas céntricas de la villa. Y uno de ellos, el de la Virgen de los Dolores ocupa una de las salas anexas a la nave central de la parroquia de Olesa. Son, junto con La Passió una forma autóctona y tradicional de celebrar estos días de Semana Santa.


Lo musical también tiene su protagonismo en estas celebraciones. La soprano Alba Bohigas (abohigas.blogspot.com) lleva ofreciendo los últimos años conciertos de Viernes Santo ante el Santísimo con un repertorio obviamente sacro y de una austera elegancia.






* En prière ............................................... Gabriel FAURÉ (1845-1924)
* Ave Maria ............................................ Franz SCHUBERT (1797-1828)
* Coral de la Cantata BWV 147
Iesus bleibet meine Freude ............... Johann S. BACH (1685-1750)
* Pie Iesu ................................................ Gabriel FAURÉ
* Panis Angelicus ................................. Cèsar FRANCK (1822-1890)






Acompañaba al órgano Pol Azeña y nos ofrecieron con un concierto que más que un acto de disfrute estético, lo fue de conexión espiritual con los misterios de la Semana Santa. La música, como no puede ser de otra forma, resulto, una vez más el perfecto acompañamiento ante estados del espíritu en los que la expresión meramente verbal se nos antoja insuficiente.






Acabado el acto, un paseo tranquilo por las calles del centro nos llevó a ver el resto de los Misteris. Anochecía al pie de Montserrat. Temperatura agradable. Momento de afectos generosos. Amigos cercanos. Y de cena una sencilla sopa caliente. Todos nos sentíamos vivos al acabar esa jornada.

jueves, 1 de abril de 2010

Jueves Santo

Amicus meus osculi me traditit signo:
quem osculatus fuero ipse est,
tenete eum:
hoc malum fecit signum qui per osculum adimplevit homicidium.


En un concierto, allá en el invierno de 1997, que tuve la dicha de cantar junto con el "Quartet Rubricata" en Sant Andreu de la Barca (Barcelona) se me ocurró presentar la música de Tomás Luis de Victoria como dotada de una elegante monumentalidad arquitectónica. Aquella tarde hasta los compañeros del cuarteto se mostraron un poco sorprendidos de mis pomposos calificativos, pero hoy, Jueves Santo, viajando rodeado de esta polifonía renacentista no podía más que confirmar mis apreciaciones de aquella lejana velada. Es más, añadiría matices que hacen que su música brille especialmente entre la de otros polifonistas de su época.
Porque si escuchar en esta época sus Officium Hebdomadae Sanctae, resulta una experiencia equiparable a la de caminar por cualquiera de las magníficas catedrales tardomedievales europeas, Victoria daba a sus Oficios de Semana Santa un carácter dramático único que para el oyente de la época debía resultar sobrecogedor, y aún hoy en día no pasa desapercibido para el viajero que recorre la Península Ibérica en el interior de su vehículo buscando unos días de descanso vacacional.
Como ejemplo, esas lineas con las que he iniciado este comentario. Ese Amicus meus perteneciente al oficio de Jueves Santo (Feria V: In Coena Domini) en el que se recuerda la Última Cena, se inicia como un amargo reproche al amigo traidor, que asesina con un beso. La música de Tomás Luis de Victoria nos transmite el hiriente desconcierto de la traición. Y todo ello sin perder la compostura, recordándonos en todo momento que estamos dentro de la monumentalidad arquitectónica de esa magnífica catedral sonora que es su polifonía.
He escuchado muchas versiones en directo y en disco de esta música. Y no sólo Victoria, sino otros grandes polifonistas hispanos (Guerrero, Lobo, Morales, Vivanco...) son muy dignos de tener en cuenta. Escuchar su música en estos días de cambio, equinocciales, primaverales, cuando el año da un giro, son una experiencia memorable y no sólo para los que creen en los misterios de la Semana Santa, sino que su escucha puede ir de lo meramente placentero, a ser una invitación a la reflexión personal, al planteamiento tranquilo y reposado de cuestiones que no necesariamente tienen que estar dotadas de trascendencia religiosa.
Recordemos que en el Renacimiento se estaba produciendo un resurgir del humanismo y que incluso en la muy católica España tridentina la música religiosa se veía impregnada de ciertos valores eminentemente humanos. La música de Victoria y los otros polifonistas nos habla de Dios, pero también de valores como la amistad, la lealtad, la verdad, del dolor, del amor...
La geografía española está llena de lugares donde disfrutar de las más diversas celebraciones de la Semana Santa. La ventaja de la música es que hoy en día resulta totalmente portátil y podemos disfrutarla en el salón de casa, en nuestro lugar de vacaciones o incluso en los desplazamientos con nuestro vehículo. Eso sí, lo más recomendable es evitar auriculares que constriñan la música. Estas piezas exigen amplitud para que se exhiban en toda su majestuosidad. Así conseguiremos hacer de esta música una doble celebración: celebración de los placeres de la música, celebración del solaz del espíritu.

sábado, 27 de marzo de 2010

Es hora de mostrar lo que apreciamos la música clásica · ELPAÍS.com

Que nadie se pierda el estupendo artículo de Alex Ross en EL PAÍS. Un día escribiré algo sobre este periodista musical. Sirva este artículo como aperitivo.

Es hora de mostrar lo que apreciamos la música clásica · ELPAÍS.com

viernes, 26 de marzo de 2010

Karaoke inverso

Hace unos días un distinguido seguidor de este rincón de Internet me pidió que explicara qué era eso del "karaoke inverso" que mencionaba en el comentario sobre la exposición "Sonic Youth etc." que todavía estáis a tiempo de disfrutar si podéis acercaros a Móstoles.

Pues bien, el "karaoke inverso" era una instalación que estaba en el interior de una especie de yurta. Vamos, como una tienda de planta circular y techo cónico, parecida a las que usaban los pueblos del Asia Central. La instalación era en teoría interactiva pero una cinta impedía la entrada a la misma. Dentro de esta yurta había una batería, un bajo y una guitarra electrica conectados a sus respectivos amplificadores. Y por unos altavoces sonaba la voz (sólo la voz) de Kim Gordon cantando. Y claro, era un "karaoke inverso" porque en lugar de tener un fondo musical sobre el cual el visitante pudiera cantar, la propuesta era poner música a la voz de Kim. Como los organizadores tíenen serias dudas sobre la habilidad musical de la mayoría de los visitantes, la instalación, supuestamente interactiva, es sólo de ver pero no tocar. Y creo que acertadamente, porque si además del "columpio horrifónico" hubiera que escuchar a algún bárbaro aporreando la batería o manoseando las cuerdas de la guitarra, la interactividad se pondría de manifiesto en la rapidez del resto de los visitantes poniendo pies en polvorosa.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Los Sonidos de la Tierra

He visitado ya algunos museos de instrumentos musicales. Y todos, en mayor o menor medida, han dejado en mí un melancólico sentimiento de desamparo. El desamparo de ver aquellos instrumentos de fabricar sonidos encerrados en vitrinas en medio de un ambiente silencioso.













Recientemente he tenido la oportunidad de visitar el museo de instrumentos musicales de Santo Domingo de Silos. Un museo que tiene el pomposo nombre de Los Sonidos de la Tierra y en el que desde la entrada piden al visitante que guarde silencio... y no porque la voz de un amigo de la música pueda perturbar esos sonidos de la Tierra que el nombre del museo parece prometer. Nada de eso. Un silencio monástico, entendible en la visita a un cenobio, acompaña al visitante en el paseo entre esa colección de urnas que más recuerdan a un cementerio de la música que a un lugar destinado, como su nombre indica, a celebrar los sonidos del mundo.

Y sin embargo no deja de ser levemente interesante la visita. Se pueden ver muchos instrumentos folklóricos, pero al final la impresión es la de la acumulación de cultura apolillada. Paradójicamente, la visita al mismo monasterio de Santo Domingo realizada el día anterior resultaba más viva que el triste deambular por las vitrinas-jaula donde languidecían, encerrados y silentes, los instrumentos musicales.

martes, 23 de marzo de 2010

Santo Domingo de Silos ¿Música gregoriana?


Hay gente que nos pregunta: "¿a qué hora cantan los monjes?". Los monjes no cantamos. No ofrecemos conciertos como si fuéramos un grupo de música pop. Oramos, y queremos hacerlo con cierta belleza, como la que expresan los maestros antiguos en los capiteles del claustro. Y para acercarnos a esa belleza lo hacemos con música, utilizando para ello el canto gregoriano.


Esta breve explicación del monje que guió mi visita al espléndido claustro de la abadía de Santo Domingo de Silos sirvió para definir a la perfección en qué consiste asistir a la liturgia benedictina en ese monasterio. Unas horas antes ya había presenciado el oficio de la hora Sexta que resultó algo decepcionante. El oficio de Vísperas no lo mejoró mucho desde el punto de vista musical. Me sobró en todo momento el órgano que restaba autenticidad al canto gregoriano. Pero como acto de solemnidad litúrgica, con su austeridad monacal resultó sobrecogedor. El canto, que si bien desde un punto de vista estrictamente musical podría dejar que desear, fue en todo momento perfecto marco para otorgar una dignidad inusual a un oficio de Vísperas especialmente solemne por ser a un tiempo Viernes de Cuaresma y festividad de San José. El oficio acabó con la bendición del Santísimo Sacramento y una procesión de los monjes por el interior de la basílica hasta la tumba de Santo Domingo.


Uno no puede más que sentirse privilegiado de asistir a un acto tan bello y austero a un tiempo, tan auténtico, y en este enclave, en el corazón de la tierra castellana.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Sonic Youth etc.: Sensational Fix


Hace unas semanas me sorprendió ver en la prensa la noticia de la inauguración en el CA2M (Centro de Arte Dos de Mayo) de una exposición dedicada a Sonic Youth. El CA2M está situado en la ciudad madrileña de Móstoles y no parecía, a priori el lugar más idoneo para una exposición de un grupo que supuso la continuación en los 80 de la parte más oscura de aquella no-wave que animó el Nueva York de finales de los 70.

Así que con cierta expectación me acerqué a Móstoles y a su Centro de Arte de tan castizo nombre y el paseo mereció la pena. En primer lugar descubrí un edificio que salvando todas las distancias, y seguramente influido por la exposición que iba a ver, se me antojó a un MOMA (Museum Of Modern Art de Nueva York) en pequeñito. No se trata de una construcción singular en medio de una plaza o un parque, sino que sigue la linea de fachadas de la Avenida de la Constitución y uno puede caminar por la calle distraidamente sin darse cuenta de que está ante un edificio especial. Sin embargo una vez dentro el edificio ofrece un mundo artístico y de servicios, ofrecido por un personal muy amable (lamentablemente poco usual en este tipo de instituciones) y que durante la visita te hace olvidar lo que se deja atrás y te introduce en la exposición.

En el caso que nos ocupa, se trataba de explorar lo límites de la producción y las influencias de este grupo neoyorquino fundado en los 80 pero que aún hoy día siguen haciendo obras interesantes. La muestra iba más allá de su rock radical, intenso y ruidoso y extremaba los hallazgos y las ocurrencias de Thurston Moore, Lee Ranaldo y Kim Gordon, los tres miembros originales de la banda.

Por una parte la exposición muestra parafernalia propia del grupo: portadas del discos, videos, carteles... existe incluso la posibilidad de pedir prestados libros o incluso discos de vinilo del grupo que uno puede escuchar en un viejo tocadiscos comodamente sentado en un sillón de la planta baja.

Ascendiendo a las plantas superiores uno se sumerge el el mundo de SY con una muestra de su colección de obras de arte: videos, pinturas, máquinas de hacer ruido (¡un columpio horrifónico!), montañas de discos de vinilo, guitarras eléctricas, un karaoke inverso, fotos y pinturas de explicito contenido sexual... Una amalgama de sensaciones, a ratos entretenida, a ratos excesiva, pero que me hizo recordar que la música y el arte en general, también son eso: provocación y exageración... catarsis.

He vuelto a escuchar a los Sonic Youth, lo he hecho con sumo placer. Repasar discos como Daydream Nation o Goo me ha recordado que en sus temas de rock crudo y distorsión inmisericorde se encuentran algunos de los fragmentos esenciales del Manhattan del final del siglo XX.

martes, 16 de marzo de 2010

Cantadas y Sonadas. Un blog (eminentemente) musical

¡Ya me decidí! Después de darle algunas vueltas, y aunque en principio me pareció un ejercicio un tanto presuntuoso, pensé que siempre era mejor expresar las ideas, reflexiones y opiniones en un rinconcito de Internet al que accede quien quiere que atosigar a amigos, compañeros y otros conocidos mediante el envío de correos electrónicos que no dejan de ser una pequeña intromisión en ámbitos privados.

Así que me pensé un título que tuviera relación con la música pero que eventualmente pudiera dar cabida a algún tema más y me puse manos a la obra... manos, por cierto un poco inseguras ya que mi experiencia en estos ámbitos "blogueros" es nula.

Espero haber iniciado algo mínimamente digno e interesante.