miércoles, 17 de marzo de 2010

Sonic Youth etc.: Sensational Fix


Hace unas semanas me sorprendió ver en la prensa la noticia de la inauguración en el CA2M (Centro de Arte Dos de Mayo) de una exposición dedicada a Sonic Youth. El CA2M está situado en la ciudad madrileña de Móstoles y no parecía, a priori el lugar más idoneo para una exposición de un grupo que supuso la continuación en los 80 de la parte más oscura de aquella no-wave que animó el Nueva York de finales de los 70.

Así que con cierta expectación me acerqué a Móstoles y a su Centro de Arte de tan castizo nombre y el paseo mereció la pena. En primer lugar descubrí un edificio que salvando todas las distancias, y seguramente influido por la exposición que iba a ver, se me antojó a un MOMA (Museum Of Modern Art de Nueva York) en pequeñito. No se trata de una construcción singular en medio de una plaza o un parque, sino que sigue la linea de fachadas de la Avenida de la Constitución y uno puede caminar por la calle distraidamente sin darse cuenta de que está ante un edificio especial. Sin embargo una vez dentro el edificio ofrece un mundo artístico y de servicios, ofrecido por un personal muy amable (lamentablemente poco usual en este tipo de instituciones) y que durante la visita te hace olvidar lo que se deja atrás y te introduce en la exposición.

En el caso que nos ocupa, se trataba de explorar lo límites de la producción y las influencias de este grupo neoyorquino fundado en los 80 pero que aún hoy día siguen haciendo obras interesantes. La muestra iba más allá de su rock radical, intenso y ruidoso y extremaba los hallazgos y las ocurrencias de Thurston Moore, Lee Ranaldo y Kim Gordon, los tres miembros originales de la banda.

Por una parte la exposición muestra parafernalia propia del grupo: portadas del discos, videos, carteles... existe incluso la posibilidad de pedir prestados libros o incluso discos de vinilo del grupo que uno puede escuchar en un viejo tocadiscos comodamente sentado en un sillón de la planta baja.

Ascendiendo a las plantas superiores uno se sumerge el el mundo de SY con una muestra de su colección de obras de arte: videos, pinturas, máquinas de hacer ruido (¡un columpio horrifónico!), montañas de discos de vinilo, guitarras eléctricas, un karaoke inverso, fotos y pinturas de explicito contenido sexual... Una amalgama de sensaciones, a ratos entretenida, a ratos excesiva, pero que me hizo recordar que la música y el arte en general, también son eso: provocación y exageración... catarsis.

He vuelto a escuchar a los Sonic Youth, lo he hecho con sumo placer. Repasar discos como Daydream Nation o Goo me ha recordado que en sus temas de rock crudo y distorsión inmisericorde se encuentran algunos de los fragmentos esenciales del Manhattan del final del siglo XX.

1 comentario: