viernes, 23 de abril de 2010

Diada de Sant Jordi en Barcelona






Roses i llibres. Llibres i roses.
Rosas y libros. Libros y rosas.

Naturaleza, belleza, cultura. O como escuché a alguien: amor y conciencia.

Lo de hoy, lo de cada Sant Jordi en Cataluña es como un día utópico. Un paseo primaveral entre puestos de libros y rosas. La gente caminando amablemente, rostros afables, sonrisas... vendedores atentos... Las tiensas de moda a medio llenar mientras las librerías estaban abarrotadas de gente que parecía disfrutar mientras elegía su libro, o el que pensaba regalar.

"Fahrenheit 451" dado la vuelta.

Ojalá todos los días fueran Sant Jordi. Y que la gente después del paseo oliera las rosas y leyera los libros.
Tendríamos más amor.
Tendríamos mejor conciencia.

viernes, 2 de abril de 2010

Viernes Santo











El Viernes Santo es uno de los días claves de la liturgia cristiana coincidente también con la Pascua judía y sin duda con muchos ritos paganos de celebración del equinoccio de primavera. No en vano su carácter de festividad móvil y relacionada con las fases lunares le da ese sentido pagano que todos celebramos en estos días de escapada vacacional.


Sin embargo, y como de alguna manera he querido apuntar en otras notas, la escapada puede ser más intimista y, sin embargo no carecer de cierto caracter lúdico.


Como otros años, he tenido ocasión de participar en el espectáculo de origen sacro de La Passió de Olesa de Montserrat. En esta villa al pie de la montaña santa que alberga el famoso monasterio benedictino con el nombre del macizo, se celebra todos los años una representación dramatizada de la vida y, sobre todo de los últimos días de Jesucristo. Para ello se sigue, con bastante fidelidad los Evangelios, en particular aqullos denominados sinópticos, como son los de San Marcos, San Mateo y San Lucas.

Pero ante todo La Passió de Olesa de Montserrat es un espectáculo popular. Por encima de un texto, que además de recrear un catalán culto pero inteligible, la representación es creación de un pueblo que la vive. Invito al visitante a dejarse llevar por esta obra disfrutando de la misma como espectador, y si tras dos o tres visitas lo desea, intentar el privilegio de colaborar en su representación como pueblo. La experiencia es única y difícilmente olvidable. Un espectáculo en el que la representación, junto con la música, decorados, movimiento de actores y la convivencia con la gente de Olesa, acaba haciendo que todos nos enamoremos de esta villa a los pies de Montserrat.









Pero el asistir a La Passió no agota las posibilidades del Viernes Santo en Olesa. Después de la representación matutina de este acto sacro, nada mejor que una buena comida para reponer fuerzas, un rato de tertulia amable y estamos listos para acercarnos a la parroquia y ver uno de los Misteris de Semana Santa, el de la Virgen de los Dolores. Los Misteris Son representaciones plásticas de personajes o escenas diversas de la Pasión de Jesucristo, pero que a diferencia de las procesiones que mayoritariamente recorren las poblaciones de nuestra geografía ibérica, tienen un caracter estático. Los Misteris ocupan los zaguanes de algunas casas céntricas de la villa. Y uno de ellos, el de la Virgen de los Dolores ocupa una de las salas anexas a la nave central de la parroquia de Olesa. Son, junto con La Passió una forma autóctona y tradicional de celebrar estos días de Semana Santa.


Lo musical también tiene su protagonismo en estas celebraciones. La soprano Alba Bohigas (abohigas.blogspot.com) lleva ofreciendo los últimos años conciertos de Viernes Santo ante el Santísimo con un repertorio obviamente sacro y de una austera elegancia.






* En prière ............................................... Gabriel FAURÉ (1845-1924)
* Ave Maria ............................................ Franz SCHUBERT (1797-1828)
* Coral de la Cantata BWV 147
Iesus bleibet meine Freude ............... Johann S. BACH (1685-1750)
* Pie Iesu ................................................ Gabriel FAURÉ
* Panis Angelicus ................................. Cèsar FRANCK (1822-1890)






Acompañaba al órgano Pol Azeña y nos ofrecieron con un concierto que más que un acto de disfrute estético, lo fue de conexión espiritual con los misterios de la Semana Santa. La música, como no puede ser de otra forma, resulto, una vez más el perfecto acompañamiento ante estados del espíritu en los que la expresión meramente verbal se nos antoja insuficiente.






Acabado el acto, un paseo tranquilo por las calles del centro nos llevó a ver el resto de los Misteris. Anochecía al pie de Montserrat. Temperatura agradable. Momento de afectos generosos. Amigos cercanos. Y de cena una sencilla sopa caliente. Todos nos sentíamos vivos al acabar esa jornada.

jueves, 1 de abril de 2010

Jueves Santo

Amicus meus osculi me traditit signo:
quem osculatus fuero ipse est,
tenete eum:
hoc malum fecit signum qui per osculum adimplevit homicidium.


En un concierto, allá en el invierno de 1997, que tuve la dicha de cantar junto con el "Quartet Rubricata" en Sant Andreu de la Barca (Barcelona) se me ocurró presentar la música de Tomás Luis de Victoria como dotada de una elegante monumentalidad arquitectónica. Aquella tarde hasta los compañeros del cuarteto se mostraron un poco sorprendidos de mis pomposos calificativos, pero hoy, Jueves Santo, viajando rodeado de esta polifonía renacentista no podía más que confirmar mis apreciaciones de aquella lejana velada. Es más, añadiría matices que hacen que su música brille especialmente entre la de otros polifonistas de su época.
Porque si escuchar en esta época sus Officium Hebdomadae Sanctae, resulta una experiencia equiparable a la de caminar por cualquiera de las magníficas catedrales tardomedievales europeas, Victoria daba a sus Oficios de Semana Santa un carácter dramático único que para el oyente de la época debía resultar sobrecogedor, y aún hoy en día no pasa desapercibido para el viajero que recorre la Península Ibérica en el interior de su vehículo buscando unos días de descanso vacacional.
Como ejemplo, esas lineas con las que he iniciado este comentario. Ese Amicus meus perteneciente al oficio de Jueves Santo (Feria V: In Coena Domini) en el que se recuerda la Última Cena, se inicia como un amargo reproche al amigo traidor, que asesina con un beso. La música de Tomás Luis de Victoria nos transmite el hiriente desconcierto de la traición. Y todo ello sin perder la compostura, recordándonos en todo momento que estamos dentro de la monumentalidad arquitectónica de esa magnífica catedral sonora que es su polifonía.
He escuchado muchas versiones en directo y en disco de esta música. Y no sólo Victoria, sino otros grandes polifonistas hispanos (Guerrero, Lobo, Morales, Vivanco...) son muy dignos de tener en cuenta. Escuchar su música en estos días de cambio, equinocciales, primaverales, cuando el año da un giro, son una experiencia memorable y no sólo para los que creen en los misterios de la Semana Santa, sino que su escucha puede ir de lo meramente placentero, a ser una invitación a la reflexión personal, al planteamiento tranquilo y reposado de cuestiones que no necesariamente tienen que estar dotadas de trascendencia religiosa.
Recordemos que en el Renacimiento se estaba produciendo un resurgir del humanismo y que incluso en la muy católica España tridentina la música religiosa se veía impregnada de ciertos valores eminentemente humanos. La música de Victoria y los otros polifonistas nos habla de Dios, pero también de valores como la amistad, la lealtad, la verdad, del dolor, del amor...
La geografía española está llena de lugares donde disfrutar de las más diversas celebraciones de la Semana Santa. La ventaja de la música es que hoy en día resulta totalmente portátil y podemos disfrutarla en el salón de casa, en nuestro lugar de vacaciones o incluso en los desplazamientos con nuestro vehículo. Eso sí, lo más recomendable es evitar auriculares que constriñan la música. Estas piezas exigen amplitud para que se exhiban en toda su majestuosidad. Así conseguiremos hacer de esta música una doble celebración: celebración de los placeres de la música, celebración del solaz del espíritu.